La Misa de Siempre, de todos los Papas, de todos los
santos,
celebrado todos los días por San Pío X- Prohibido por el
Papa Pablo VI?
Un crítico indignado
de mi artículo <<La Iglesia Legisladora>> ha enviado al
Remnant una respuesta jeremiada de 2.000 palabras por
correo electrónico. El autor denuncia la proposición que
los sacerdotes del Rito Romano nunca necesitaban "permiso"
para celebrar la misa tradicional en latín, como lo
demuestra la declaración del Papa Benedicto XVI en Summorum
Pontificum que el misal de 1962 "nunca fue derogado",
y su declaración siguiente en la carta acompañada a los
obispos "este misal nunca fue jurídicamente abrogado y,
en consecuencia, en principio, siempre fue permitido.
Segun mi crítico,
"El hecho de que la misa tridentina nunca ha sido
derogada" de ninguna manera significa que antes del Motu
Proprio de 2007 un sacerdote fue capaz de celebrar esta
misa a su antojo sin ningún tipo de permiso de la
Iglesia. El significado de 'nunca derogada' que muchas
mentes fanáticas están dando a las palabras no son ni de
conformidad con el derecho canónico ni el sentido común.
Intentando enhebrar
una aguja, mi crítico sugiere que el Papa Benedicto solo
quiere decir que Pablo VI no derogó totalmente la misa
tradicional porque él "permitió sacerdotes viejos
decirla (por lo que no estaba prohibido) [y]... también
lo permitió bajo el indulto inglés," este último indulto
permitió la celebración de la misa tradicional en
Inglaterra y Gales en "ocasiones especiales" con el
permiso del obispo del diócesis. Ninguno de los dos
indultos, por cierto, fueron actos papales; ambos eran
actos de la congregación de Bugnini para el culto divino
(CCD), que Pablo VI disolvió después de despedir a
Bugnini.
El argumento de mi
crítico es ridículo. Con las palabras "nunca derogado",
"nunca jurídicamente abrogado," y "en principio, siempre
permitida," Papa Benedicto XVI decía mucho mas que "disponible
a los sacerdotes ancianos o en Inglaterra y Gales en "ocasiones
especiales". Las palabras del Papa Benedicto XVI
obviamente aplican sin calificación para toda la Iglesia.
El Papa rechaza completamente la idea que Pablo VI
prohibió la celebración del rito tradicional de la misa
en la Iglesia occidental de jure y por su propia
ley como sumo pontífice. Que existía una prohibición de
facto, permitida y alentada incluso por Papa Pablo
VI, es indiscutible. Pero esa prohibición de facto fue
obra de la Iglesia Legisladora, como mostré en mi
artículo. No fue del Papa emitiendo ordenes positivas
como gobernante de la Iglesia universal.
Además, el argumento
de mi crítico pierde la fundación con los hechos
identificados por mi crítico de sí mismo. El CCD no
emitió los "indultos" para los sacerdotes antiguos y
para Inglaterra hasta el 14 de Junio de 1971 y el 05 de
Noviembre de 1971, respectivamente. (Cf. Davies, PPNM,
560-61, 564-67) Por lo tanto, mi crítico tendría que
reconocer que si es correcta su visión de la condición
jurídica del Misal de 1962, su uso estaba totalmente
prohibido en toda la Iglesia por unos dos años después
de que el Papa Pablo VI promulgó su nuevo Misal con la
Constitución Apostólica Missale Romanum de 1969.
Pero esa afirmación contradice rotundamente la
insistencia del Papa Benedicto que el Misal de 1962
nunca fue abrogado por Pablo VI- es decir, si las
palabras tienen significado, no abrogado en ningún
momento.
Todavía peor para mi crítico es que los hechos
demuestran que el indulto del sacerdote viejo permitió
sólo para el uso de los Misales de 1967, mientras que el
indulto inglés se limitaba a los Misales de 1965 (Cf. a
Davids, 561, 565 para los textos de los decretos
pertinentes de la Congregación para el Culto Divino). Los
Misales de 1965 y 1967 nunca fueron promulgados como
unos reemplazos para el Misal de 1962. Por esta razón el
Papa Benedicto se refiere sólo al Misal de 1962 en su Summorum Pontificum.
Así, con la vista de
mi crítico de la ley de la Iglesia sobre esta cuestión,
tendría que estar de acuerdo que el Misal de 1962 como
tal había sido totalmente prohibido en toda la Iglesia
durante unos quince años: desde 1969 hasta 1984, cuando
Juan Pablo II concedió el indulto en Quattuor Abhinc Anno,
seguido por el indulto mas amplio en Ecclesia Dei
adflicta (1988). No es posible que tal situación es lo
que el Papa Benedicto contemplaba cuando declaró que el
Misal de 1962 "nunca fue derogado," "nunca jurídicamente
abrogado," y "en" principio, siempre permitida. Hay que
señalar que ninguno de los indultos concedidos por Juan
Pablo II era necesario, estrictamente hablando, ya que
nunca hubo ninguna prohibición de jure de
la misa tradicional en latín por Pablo VI, sino solo la
introducción de su nuevo misal. Papa Benedicto XVI
reconoce implícitamente la realidad jurídica en su carta
a los obispos:
En el momento de la introducción del
nuevo Misal, no pareció necesario dictar normas
específicas para el uso posible del Misal anterior.
Probablemente se pensaba que sería una cuestión de unos
pocos casos individuales que hubieran sido resueltos,
caso por caso, a nivel local. Después, sin embargo,
pronto se hizo evidente que mucha gente seguía siendo
fuertemente unida a este uso del rito romano, que había
sido familiar para ellos desde su infancia. Este fue
especialmente el caso en países donde el movimiento
litúrgico ha proporcionado a mucha gente con una
formación notable de la liturgia y una familiaridad
profunda y personal con la forma anterior de la
celebración litúrgica.
Nota bien: a
diferencia de mi crítico, el Pontífice Romano y reinante
actualmente reconoce que fue permitida la utilización
del Misal tradicional a nivel local a pesar de la
promulgación del nuevo Misal, y que es por eso que las
normas para el uso continuado del Misal de 1962 se
consideren necesarias. Y, como Papa Benedicto XVI
observa en Summorum, a pesar de la promulgación
del nuevo Misal "en algunas regiones, muchos fieles adhirieron
y siguen adhiriendo con gran amor y afección a las
formas litúrgicas anteriores." En ninguna parte
sugiere el Papa que estas personas eran desobedientes de
una orden de Pablo VI o cualquier requisito de la ley de
la Iglesia. Tanto la prohibición papal de la misa
tradicional excepto en los casos específicamente
aprobados por el Papa.
Mi
crítico propone un nuevo giro en la polémica de
falsificación por lo que el Papa Benedicto XVI ha
declarado. El dice que Pablo VI no derogó la Misa
tradicional como tal, sino sólo el bula papal Quo
Primum (1570) de San Pío V, que por mandato de su
celebración universal como el rito romano normativo: "Esto
es simple", el crítico nos asegura. "La LEY Quo
Primum fue derogado pero la misa [sic] no fue....Hoy
que la autoridad de la misa tridentina proviene de otros
documentos legislativos y oficiales y no viene de Quo
Primum (que fue derogado). Hoy el fundamento
jurídico que regula la misa tridentina viene desde el
Motu Proprio del Papa Benedict XVI".
Basura. En primer
lugar, Quo Primum nunca ha sido abrogado por cualquier
pronunciamiento papal posterior. Mi crítico sugiere que
el CCD derogó el bula Quo Primum con su Decreto
de 26 de Marzo de 1970, "promulgando el editio typica del
Misal Romano revisado por el Papa Pablo VI [y]
conteniendo la frase 'nada al contrario no obstante'..."
Pero una Congregación Vaticana no tiene autoridad para
anular el pronunciamiento solemne de un pontífice
declarado un santo que fue ordenando el uso del rito
tradicional de la misa. Mucho menos es posible que Quo
Primum podría ser anulado por una referencia vaga y
veniendo de una misión de la Congregación del Vaticano
para "nada al contrario a pesar de". Tampoco ha
insinuado tanto como Papa Benedicto XVI que Pablo VI
mismo derogó Quo Primum.
Pero incluso si Quo
Primum ha sido derogado, que pudiese impedir la
celebración del rito preexistente a que se refiere ipso
facto. Derogación de Quo Primum significaría
solo que la ley que requiere la celebración de la Misa
tradicional y en latín como el rito Romano normativo ha
sido anulado. Pero eso no es el mismo que una
prohibición de la celebración de su continuada, al menos
como opción.
Un punto clave: no
hay ningún equivalente de Quo Primum respetando
el nuevo misal --es decir no hay ninguna declaración
papal que sólo el nuevo misal es normativo para el Rito
Romano y que todos los otros usos son ilegales. Además,
incluso Quo Primum permitió la continuación de
los ritos locales de mas de 200 años. (Véase el texto de
Quo Primum en Davies, 532). Pero como mi crítico tendría,
Pablo VI prohibió generalmente un rito de pie de quince
siglos, aunque es incapaz de apuntar a cualquier
documento en el que el propio Papa realmente lo hizo.
Además, San Pío V no
creyó el Rito Romano y tradicional en la promulgación de
Quo Primum; simplemente lo codificó y estandarizo su
forma ya antigua, que era y es indudablemente una
costumbre inmemorial de la Iglesia. Una costumbre
inmemorial --como el Santo Rosario, por ejemplo--no
requiere cualquier "autorización" legal y no se puede
ser suprimida sin una mención explícita en algún acto
papal de abrogación. Por causa de argumento esto supone
que un Papa atrevería incluso a "abolir" una costumbre
inmemorial que, de hecho, no lo hizo Pablo VI. (Cf.
Davies, 53). Al contrario, Pablo VI se negó incluso a
modificar la forma tradicional del Santo Rosario a
petición a Bugnini porque, como el Secretario de Estado
informó el maestro del desastre litúrgico-- y como
Bugnini propio registra: los fieles hubiera concluido
que 'El Papa habría cambiado el Rosario', y el efecto
psicológico sería desastroso.... Cualquier cambio en el
Rosario solo puede disminuir la confianza de los simples
y los pobres." (Bugnini, 876)
Para evitar este
problema, mi crítico ofrece el argumento estándar de
neo-católico que la misa tradicional en latín, cuyo
Canon Romano se remonta a los Apóstoles, no era una
costumbre inmemorial pero es simplemente la criatura de
medidas legislativas de Pío V en 1570. Mas basura. En
apoyo de esta basura que mi crítico cita el "estudioso
de derecho canónico" Padre John Huels, quien "anunció su
intención de dejar la Orden de los Siervos y volverse en
laico" después de admitir a su obispo que el había
molestado sexualmente a un muchacho de quince años.
Helen Hull Hitchock señala con acierto que "Huels ha
sido enormemente influyente en la formación de la
opinión de los liturgistas sobre una amplia gama de
cuestiones: las niñas de altar y monaguillas, la postura
y los gestos de las personas durante la misa, la
introduccion del lenguaje 'inclusivo' en traducciones
litúrgicas, colocación de Tabernáculos en iglesias,
roles de ministros extraordinarios de la Eucaristía y
aún el tipo de pan que se utiliza para la Misa." Es
decir, Huels es un neo-modernista y un revolucionario
litúrgico cuya credibilidad es nula y cuya opinión no
vale nada.
Como ha demostrado
Michael Davies,Missale Romanum, el único acto
papal que existe con respecto a la promulgación del
nuevo misal, no contiene ni una sola palabra que prohíbe
el uso del Misal de 1962 o abroga Quo Primum y "[no]
incluso el mas ferviente de apologistas de la nueva misa
se ha atrevido a afirmar que Missale Romanum prohibe
explícitamente la Misa tradicional." (Davies, 563). No
se ha podido apuntar a cualquier prohibición papal de la
misa tradicional, mi crítico cita una alocución de Pablo
VI sobre el 24 de mayo de 1976: un total siete años
después se promulgó el nuevo misal-- en que el Papa
observó que "la adopción de la Ordo Missae [nueva misa]
ciertamente no se deja a la libre elección de sacerdotes
y fieles." (Cf. Davies, 562). (Observe que el Papa
visiblemente evitó cualquier referencia a la autoridad
de los obispos para preservar el rito antiguo). Pero
aquí Pablo VI citó como su única autoridad, no cualquier
acto suyo, sino sólo una "instrucción" por el CCD
emitida el 14 de junio de 1971 ( que también contiene la
supuesta "indulto" a sacerdotes ancianos para usar el
Misal de 1967). Pero las "instrucciónes" de 1971, en el
que también se basa mi crítico, no dice nada acerca de
cualquier prohibición de la Misa tradicional, ni declara
la abrogación de Quo Primum. En cualquier caso, el CCD
-- que Pablo VI disolvió en el año de su alocución, no
tenía poder "para prohibir la misa establecida a
perpetuidad por la bula Quo Primum. (Davies, 563). Sólo
Pablo VI incluso podría decirse que tenía ese poder,
pero nunca lo ejerció.
Digo que se podría
decir porque el eminente liturgista Klaus argumenta en
La Reforma de la Liturgia Romana, a la que el Papa
reinante actualmente escribió un prefacio laudatoria del
francés cuando era el Cardenal Ratzinger: "ya no hay
ningún documento que asigna específicamente a la Sede
Apostólica el cambio de autoridad, digamos abolir el
rito tradicional litúrgico; y puesto que, además, se
puede demostrar que ningún predecesor del Papa Pablo VI
jamás ha introducido cambios importantes a la liturgia
Romana, la afirmación de que la Santa Sede tiene
autoridad para cambiar el rito litúrgico parece
discutible, por lo menos. (Discusión, 39). Nuevamente,
el Romano Pontífice reinante actualmente apoya esta
conclusión como Cardenal Ratzinger; y claramente ha
actuado sobre la base de esa conclusión como Papa en
declarar que Pablo VI nunca derogó jurídicamente la misa
tradicional en latín.
De hecho, fue
precisamente porque el uso del Misal de 1962 nunca fue
prohibido por Pablo VI, y también que Bugnini intentó "aclarar
el pensamiento de la Santa Sede" por obtener una
sentencia de la extinta Comisión Pontificia para la
interpretación de los documentos conciliares que el uso
del "Misal de Pío V," como lo llamó, había sido
prohibido de jure. Como Bugnini admitió en sus
memorias, la Secretaria del estado le informó que el no
incluso se daría permiso para buscar tal sentencia,
porque constituiría "un odioso acto frente a la
tradición litúrgica". ( La Riforma Liturgica, p. 298;
Traducción al ingles, p. 300).
Ya que sabemos que
el Papa Pablo VI no prohibió recurrir a la misa
tradicional por su proprio acto papal, en 1986 el Juan
Pablo II convocó el famoso "comisión clandestina" de
cardenales para asesorar la situación sobre lo que había
hecho exactamente Pablo VI respetando el Misal de 1962.
Un miembro de esa comisión era nuestro Papa reinante
actualmente, entonces Cardenal Ratzinger. También a la
comisión fueron cardenales Stickler, Mayer, Oddi,
Casaroli Gantin, Innocenti, Palazzini y Tomko.
Durante un discurso
público en Nueva Jersey en 1995, el Cardenal Stickler
reveló que la comisión, por una votación de 8 a 1,
acuerdo que Pablo VI nunca había suprimido legalmente la
misa tradicional, en contraposición a promulgar
simplemente su propio misal de 1962. La Comisión decidió
por unanimidad que ningún obispo podía prohibir el uso
del misal de 1962. Cardenal Stickler también reveló que,
en vista de las conclusiones de la comisión, Juan Pablo
II se presentó con un documento para su firma que estaba
declarando la verdad simple que cualquier sacerdote del
Rito Romano siempre es y fue libre de elegir entre el
misal tradicional y el nuevo misal. El Cardenal Stickler
confirmó informes de que el Papa fue disuadido de firmar
el documento por algunos cardenales que reclamaron que
el documento causaría "división." (Véase Latin Mass
magazine, summer 1995, of. 14). Yo era uno de los
quinientos de testigos oculares de las revelaciones de
Cardenal Stickler.
No es casualidad que
con Summorum Pontificum, Papa Benedicto XVI ha
publicado precisamente el documento que Juan Pablo II
fue disuadido de firmar. Y está claro que el ex Cardenal
Ratzinger ha actuado según la convicción de que debe
haber mantuvo cuando se sentó a la comisión que asesoró
a la situación para Juan Pablo II: que Pablo VI "nunca
jurídicamente abrogó" el missal de 1962 -- incluso un
día-- y que, por consiguiente, su uso era "en"
principio, siempre permitido. Argumento de mi crítico se
reduce así a la afirmación de que lo que siempre se
permite en principio siempre fue prohibido en principio,
sujeto sólo a las excepciones en lo que el llama "circunstancias
muy estrictos y condiciones muy estrictas y especificas".
Tonterías.
Para concluir,
sugiero a mi crítico que solamente las "mentes fanáticas"
trabajando en esta controversia son las que insisten,
como él lo hace, que el Papa Pablo VI en efecto cometió
"un odioso acto frente a la tradición litúrgica "
prohibiendo la celebración de la misa tradicional en
latín, una obra del Espíritu Santo de jure llegando
a nosotros por los siglos cristianos. La misma
sugerencia es absurda y ofensiva para el sensus
catholicus. Solo un fanático seguiría a mantener, a
pesar de las declaraciones del pontífice romano
actualmente reinante, que Pablo VI personalmente cometió
un acto "ajeno al espíritu de la Iglesia," para recordar
las palabras de nuestro Papa cuando era el Cardenal
Ratzinger. Pero luego, la defensa neo-católica de la
revolución postconciliar en general es una forma de
fanatismo, con el sello de todo fanatismo: una decidida
negación de la realidad. |